No creo en sueños, ni siquiera quiero creer en el amor.
No
me gusta pensar que quien la sigue la consigue. No soy ese tipo de personas. Me
gusta luchar, valerme por mi misma y no rendirme por nada ni por nadie. La mía
es una eterna lucha en una batalla que no parece terminar. Constantemente estoy
lidiando, y cuando creo que he ganado vuelvo a caer como una idiota, como si
todo lo que he hecho no sirviese para nada. Pensando que todo lo malo algún día
acaba, pero no es así, siempre vas a tener ese maldito miedo a que algo malo
pase. Y siempre te voy a tener a ti recordándomelo, viendo que ganas una
batalla sin ni siquiera luchar. Es ahí cuando quieres sacar de tu mente el “no
puedo”, porque siempre eres más fuerte de lo que crees. Pero no existen los
sueños ¿sabes? No existe esa voz que te diga eso y algún día llega el final de
esa batalla, algún día tienes que decidir que ya has hecho bastante, que te
plantas, no existen los sueños, no existen las victorias, y si no existe tu
amor hacía mí, tampoco existo yo.