Seguimos adelante, saltamos sobre otras personas, nos
caemos, nos levantamos, pisoteamos a los que están más abajo y envidiamos a los
que están por encima, y todo eso sin preguntarnos un “por qué”.
Queremos tener una historia de amor, pero dejamos al tiempo
que actúe por nosotros sin darnos cuenta de que eso no es lo correcto.

Y eso es así, pero con todo. No importa que tengas un gran
corazón o mucha inteligencia, que con que tengas un solo defecto, te van a
ignorar, te van a pisotear y van a hacerte creer que un defecto vale más que
mil virtudes. Y lo peor es que les hacemos caso, porque criticar es un defecto,
y como siempre, nos fijamos en eso, en los defectos, y hacemos caso a las críticas
destructivas, porque son defectos, y llaman la atención sobre el resto de las
cosas.
Entonces nos venimos abajo, nos apoyamos en la música porque
de alguna forma nos gusta sentirnos identificados con alguna de sus letras.
Nos “olvidamos” de
todo lo que ha pasado y salimos a la calle con una “sonrisa” porque eres “fuerte”.
Déjame que te diga que no lo eres. Creemos tener un muro que
nos proteja de lo que nos hace daño pero lo que no sabemos que ese muro en
realidad está construido con miles de lágrimas
acumuladas. Haznos un favor y destrúyelo de una vez. Dime, ¿Quién se iría con
una chica dura, fría, con sentimientos resguardados y que solo sabe decir “te
quiero” cuando de verdad lo siente? ¿Quién se iría con ella teniendo a miles de
chicas mucho más fáciles y que le dan la misma satisfacción?
Pero no puedes cambiar porque tú eres así, actúas así
simplemente porque la vida te ha hecho ser así, no quieres buscar respuestas,
no quieres ser como el resto de la gente, pero tampoco quieres ser tú. Sin
detenerte, sin mirar atrás, sin preguntarte un “por qué”.
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