lunes, 4 de febrero de 2013

ironíaironíaironía

En este momento lo veo todo como una grandísima mierda. Probablemente siempre lo ha sido pero por ciertas razones yo me he dado cuenta ahora. 
Ni tu misma eres de fiar. Sabes que tarde o temprano la volverás a cagar. Siempre lo has hecho. Pero el problema no es el simple hecho de cagarla o no, sino las pérdidas que ello conlleva.
Hay ciertas personas que te prometieron un para siempre, pero esas personas son las mismas que luego te ayudarán a cagarla, que te creas culpable de todo y hacerte sentir mal. Muy mal. Demasiado. Y es que una vez que te fallan, es muy difícil volver a confiar. Podrás olvidarte de lo que te dijeron, pero nunca de como te hicieron sentir. 
Que irónico, las caras bonitas no significan nada de que el corazón lo sea, no significan que por mucho que te esfuerces en ayudar a los demás, ellos estén ahí cuando tú más lo necesites. Probablemente ese sea nuestro mayor error, creernos mejores personas de lo que en verdad merecemos. Creer que todo irá siempre bien porque ves a los demás ser felices. Los que hacen más daño son los que menos reciben y sí, suena irónico, pero ¿qué sería la vida sin ironía?
Ironía es querer estar solo cuando estás rodeado de personas, y que cuando realmente lo estés, querer tener el calor de ellas.
Ironía es recibir daño y no poder contestar porque probablemente también se lo hagamos a esas personas.
Ironía es el mundo en el que vivimos.

El tiempo pasa y no lo hace en valde

El amor ya no es lo que era.
Cuando pareces estar enamorada de la persona correcta, cuando parece que todo va como la seda y crees que es el momento de lanzarte; en ese mismo momento, todo se estropea. Fuese de la manera que fuera, pero ya no es lo que era antes.
Las lágrimas ya no sirven para retroceder en el tiempo y tú no puedes hacer nada. Te das cuenta de que él nunca te ha querido y probablemente nunca lo hará. Y ves esa realidad que el amor te cegaba. Que te has quedado con las manos vacías y no tienes recursos para llenarlas. Y tú como una tonta le sigues queriendo, te da igual lo que haya o esté pasando o el daño que te haya podido hacer, pero es que es eso lo peor, que ya no sabes como dejar de quererle.
Y ocurre como en esos sueños en los que quieres gritar pero no puedes.
Te apetece maldecir a mucha gente pero no lo haces, apenas te sobran fuerzas para ello.